EL UNIVERSO CUÁNTICO.
Srhrödinger, Bohr, Heisenberg y algunos otros pioneros de la mecánica cuántica constataron que las partículas más pequeñas de la materia no son materia tal como la conocemos, es decir, algo sólido que se pueda tocar o describir. Lo que es más, ni siquiera son algo establecido, sino que unas veces son una cosa y otras veces otra completamente diferente. Y de manera aún más extraña, a menudo son varias cosas diferentes a la vez.
Las entidades subatómicas pueden comportarse como partículas (cosas precisas) o bien como ondas (regiones de influencia, difusas y sin límites,que pueden fluir a través de otras ondas). Este hecho muestra el universo como un espectro amplísimo de posibilidades, de las cuales sólo algunas se materializan. Tal materialización recibe el nombre técnico de “colapso de la función onda”, donde “función onda” significa el estado abierto a todas las posibilidades. De este modo, la física cuántica abre una ventana hacia el descubrimiento de sistemas dinámicos en continuo estado de flujo. Lo que todo esto revela es que, analizado al nivel más fundamental, el mundo y sus relaciones se encuentran en un estado de puro potencial, de infinitas posibilidades.La física newtoniana o clásica consideraba al experimentador como una entidad separada, un observador tratando de comprender un universo que seguiría ahí tanto si él lo observaba como si no. Sin embargo, la física cuántica descubrió que el estado probabilístico de cualquier partícula se colapsa en una entidad fija en cuanto es observada o medida. Una partícula sólo tiene cierta “probabilidad” de existir, y el acto de observarla y medirla puede obligarla a adoptar un estado determinado. Lo cual sugiere que, en cierto sentido, la conciencia del observador “trae al ser” el objeto observado. En suma, nada en el universo existe como una “cosa fija” independiente de un observador.
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